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•   Carta en respuesta al artículo de opinión firmado por Camilo José Cela Conde publicado en Diario de Mallorca el 4 de enero de 2022 sobre la economía social.

Estimado Sr. Cela Conde.

Ha llegado a mis manos un artículo publicado por Vd. en el Diario de Mallorca que tiene como destinataria principal la ministra de Trabajo y Economía Social y como asunto central la Reforma Laboral, aunque profundiza un poco en el tema de la Sanidad. Aprovecha Vd. esa situación para - a mi juicio- hablar sobre este Ministerio y alguna de sus actuaciones, haciendo un uso del término de economía social que no se corresponde con esta realidad empresarial. Esperaba, personalmente, que una persona de su categoría profesional, catedrático de Filosofía del Derecho, Moral y Política en la Universidad de las Islas Baleares, escritor, investigador y miembro del comité de redacción de numerosas revistas científicas, fuese más riguroso en sus apreciaciones y demostrase conocimientos sobre la materia de la que opina. Pone en duda si “eso de la economía social tiene que ver con la economía dirigida”, “la economía social debe consistir en algo diferente de la economía a secas” y cuestiona “si esta fórmula magistral tiene algo que ver con cuestiones que se hacen en Cuba, Venezuela o Corea del Norte”.

Como quiera que efectivamente Vd. demuestra un desconocimiento absoluto de lo que significa y comprende la economía social, me permito aconsejarle que termine de leer este artículo.

La economía social es un modelo empresarial reconocido en España por la Ley 5/2011 que engloba diferentes tipos de empresas. Están presentes en todos los sectores económicos como, industria, agricultura, silvicultura y pesca, construcción, reutilización y reparación, gestión de residuos, comercio, ventas al por mayor y por menor, energía y clima, comunicación, actividades financieras y de seguros, actividades inmobiliarias, actividades profesionales (asesorías, arquitectos, ingenieros…), actividades científicas  y técnicas, educación, salud, actividades de trabajo social, artes, cultura, servicios a personas mayores, gestión de residencias…

La economía social tiene como principios comunes la primacía de la persona, el propósito social y ambiental y la creación de empleo y su mantenimiento sobre el beneficio, proponen la reinversión de la mayoría de sus beneficios y excedentes para el interés de sus miembros y para la sociedad con la que tienen un compromiso ineludible de Responsabilidad Social y con la Sostenibilidad del planeta. Del mismo modo hacen de la democracia, igualdad y equidad, banderas de su modelo económico.

La mayoría de las entidades de la economía social, cooperativas (de todas las clases, desde industriales, agroalimentarias, consumo, viviendas, educación, mar, etc.), sociedades laborales, mutualidades, fundaciones, grupos empresariales, empresas de inserción, centros especiales de empleo, cofradías de pescadores, tienen una fuerte dimensión empresarial y hacen una contribución considerable al crecimiento sostenible y al empleo. En España se contabilizan más de 43.000 empresas, con más de 2.3 millones de empleos y producen el 10 por ciento del PIB. En Europa son cerca de 3 millones de empresas y 14 millones de trabajadores que generan el 8 por ciento del PIB europeo y el 6 por ciento del empleo.

A juicio de la Comisión Europea, son empresas que contribuyen a hacer más social el crecimiento de los diferentes países por su papel clave en la creación y mantenimiento del empleo y son “una de las piedras angulares del modelo social europeo”, que en nuestro país han destruido hasta 10 puntos menos de empleo en las recientes épocas de crisis. Esto ha hecho precisamente que el pasado diciembre, la Comisión Europea presentase un Plan de Acción Europeo para la Economía Social que se desarrollará en los próximos diez años.

Por cierto, señor Cela Conde, cada vez más son las voces de economistas que señalan que la economía siempre debe llevar detrás el apellido social, porque hay que ponerla al servicio de las personas, del progreso y de la cohesión social. Así lo entendieron todos los grupos parlamentarios quienes de forma unánime aprobaron en 2011 la primera Ley de Economía Social de un Estado miembro de la UE. 

Cada día, las 43.000 empresas españolas de economía social impulsan un modelo económico más competitivo y sostenible, con impacto social, fomentando la transición hacia energías renovables, respetuoso con el medio ambiente y creador de riqueza y empleo, desde hace muchos años y con Gobiernos de diferente signo político.

Sr. Cela Conde, estoy convencido que su artículo buscaba únicamente una “excusa” para poder escribir contra la ministra de Trabajo y Economía Social y no tanto meterse con estas empresas y con las personas que trabajamos en ellas. Espero que estas breves notas le aporten un mayor conocimiento sobre este modelo empresarial para que en el futuro no lo utilice como ariete para defender sus ideas.

 

Juan Antonio Pedreño Frutos

Presidente de Cepes, Confederación Empresarial Española de la Economía Social y presidente de Social Economy Europe.